Mantener el pavimento de una piscina en un estado perfecto, no solo es importante, sino también esencial a la hora de cuidar nuestra piscina y que nos dure muchos años. Un cuidado antes de llenarla, durante y al acabar le verano, hará que prevengamos la aparición de algas, suciedad y bacterias que serían perjudiciales para nuestra salud, por lo que una limpieza a fondo (nunca mejor dicho) es totalmente recomendable para que no tengamos ningún problema ni nosotros ni algún miembro de la familia. Vamos a ver cómo cuidarla y lo que hace falta para su correcta limpieza y funcionamiento.
Lo primero que hay que tener en cuenta es con qué tipo de pavimento cuenta tu piscina, ya que no es lo mismo limpiar y cuidar un pavimento de hormigón, de PVC o de metal. Siempre hay que tener en cuenta esto para así usar uno productos u otros, ya que, si usamos los incorrectos lo único que conseguiremos es desgastar la piscina e incluso agrietarla y romperla, lo cual nos traerá problemas, porque los arreglos de estas cosas no son baratos y requieren su tiempo. Ahora vamos a ver qué hacer dependiendo el tipo de suelo que tengas en tu piscina.
Tipos de limpieza y pavimentos
Empezando por el exterior de tu piscina, lo importante que debes tener en cuenta es usar productos antideslizantes, sobre todo si tienes un suelo que resbale, lo mejor es usar esta clase de productos para evitar problemas mayores.
En cuanto al interior de la piscina, lo primero de todo es vaciarla completamente, ya tengas una depuradora que lo haga automáticamente, como si necesitas utilizar una bomba. Siempre ha de estar vacía y sin ningún tipo de suciedad que impida su limpieza máxima. Por ello, si la piscina es de hormigón, se deberá usar un cepillo seco y agua a presión para quitar toda mancha que pudiera tener. Para quitar toda mancha y bacterias, deberás usar ácido clorhídrico, es importante que te tape bien la boca y la nariz, ya que puede llegar a marear.
Con el tiempo, el hormigón pierde su capa de resina y deberás aplicar otra para que todo vuelva a quedar brillante como el primer día.
Si tu piscina, por ejemplo, es prefabricada, será mucho más sencillo de limpiar, aunque siempre tendrás que frotar un poco, la suciedad no se acumula de la misma forma que con el hormigón, al no tener poros donde se encierra la suciedad, ya sea polvo, hierbas que puedan crecer durante el invierno, etc. Es más sencillo ya que no tendrás que frotar ni usar agua a presión.
Esta clase de material está fabricado con este fin, al ser deslizante, normalmente al vaciar la piscina, la depuradora o bomba de agua se llevará gran parte de toda la suciedad acumulada, ya sean hojas, paja, hierba… Por lo que una vez vaciada solo tendrás que usar el cepillo y el líquido desinfectante para dejarla nueva y brillante. Nuevamente consulta qué tipo de líquido es el mejor para ese material y siempre protege tus pulmones de él, ya que suelen ser bastante tóxicos. Si tienes animales, no les dejes que se acerquen en todo ese proceso, igual que con los niños.
Una vez desinfectado, solo tendrás que aclarar bien la piscina para entonces empezar a llenarla.
El proceso es lo mismo con las nuevas piscinas de metal que cada vez son más. Son piscinas de diseño que habitualmente resisten muchos más años, por inclemencias del tiempo y desgaste de uso. Por supuesto, en este caso tendrás que usar desinfectantes que no dañen el metal. Al ser productos corrosivos, si usas uno que dañe el metal, puedes tener una fuga que te cueste mucho reparar, un agujero en una piscina de metal no se repara tan fácil como el hormigón o el PVC, por lo que debes tener sumo cuidado con esto. Pero existen bastantes productos listos para ellos, además de que ocurre igual que le ejemplo anterior, no se acumula ni de lejos tanta suciedad como con el hormigón, por lo que tardarás mucho menos en dejarla perfecta.
La correcta limpieza y mantenimiento del pavimento de la piscina son clave para prevenir enfermedades y el deterioro de la misma.